El edificio nos mira perezoso con su bostezo de ventanas
entreabiertas. Nuestro teatro de gorriones disfrazados siempre le causó
un llanto silencioso y aburrido. Y sin embargo, hoy nos regalará su
aplauso de balcones y visillos, de ojos asomados al palco de una nueva
vida. Hoy, traspasaremos nuestra jaula callejera y seremos todo lo que
pudimos haber sido. Viento jugando entre tus faldas. Hojas secas cosidas
al asfalto. Lunares mudos. Gestos escapando de nuestros cuerpos
indecisos. Y luego, susurraremos nuestros deseos al paraguas de los
viajes sin retorno y nos marcharemos lejos. Y, sobre su lomo rojo,
veremos la ciudad en miniatura. Tal vez entonces, ese aplauso no se
oiga, tal vez quede adormecido por nuestra lluvia de plumas grises. Las
que caerán desde el cielo sepultando el escenario donde antes habitaban
dos ángeles malditos.
Como dicen en no recuerdo que película... "Joder, eso es poesía"
ResponderEliminarPrecioso Ángeles, muy visual.
ResponderEliminarAbrazos.
Con tu permiso, me guardo esta preciosura en mi twitter, Ángeles. Tu bella escritura me alegra la vida
ResponderEliminarÁngeles malditos. Me gustó mucho, pero todavía espero letras para las muchas ranas veraniegas jeje. Yo por pedir...
ResponderEliminarsaludillos croados
Me encantó todo el microrrelato, pero lo de la primera frase me parece ya de escándalo!
ResponderEliminarSer lo que pudimos haber sido para dejar de ser dos ángeles malditos. Quién preguntará a los ángeles si les gusta eso que son.
ResponderEliminarUna preciosidad :)
Abrazos
Los relatos que suceden de lugares deshabitados antaño ocupados y llenos de vida, deben poseer un difícil equilibrio para no caer en lo fantasmagórico o escalofriante. Tu relato tiene ese equilibrio. Felicidades hermanita.
ResponderEliminarMe gusta este texto, una preciosidad.Me encantó visitarte.Te sigo.Saludos.
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