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viernes, 26 de octubre de 2012
El cofre de hueso
martes, 19 de junio de 2012
Egisum Egolatrham
miércoles, 2 de mayo de 2012
Restauración
sábado, 7 de abril de 2012
El Pez-Ojo

Una se sentía fluir como las olas, cuando, desde el fondo del oceáno encontraba una de aquellas miradas.
* A falta de escribir el cuento para estos peces-ojos, os enseño el dibujillo que me ha salido.
viernes, 30 de marzo de 2012
Diario de un visionario
* Microrrelato finalista en el IV Concurso de Microrrelatos sobre Abogados del mes de febrero. Las palabras que debía contener eran Vértigo, Brújula, Vástago, Carámbano, Jurídico.
lunes, 26 de marzo de 2012
Tiempo entre líneas

* Este microrrelato fue finalista en el concurso Dónde lees tú correspondiente a la fotografía publicada; se pueden leer los ganadores de cada semana y los finalistas siguiendo este enlace.
lunes, 19 de marzo de 2012
A fuerza de gravedad
Mercader de globos
Aferrado al hilo del que penden mis sueños voladores, comienzo un ascenso pausado. Al poco, la plaza y el pueblo, siendo ya una sola imagen, acaban resumidos en un punto. Luego el mundo se reúne en una arruga y, a un tiempo, se desinfla ante mis ojos.
martes, 28 de febrero de 2012
Rompiendo mitos

lunes, 27 de febrero de 2012
Imaginería mortuoria

sábado, 25 de febrero de 2012
El pajarero de Alcatraz

Acariciaba las plumas, mientras la luz del faro iluminaba el sueño de trenzar sus propias alas. Cuentan que, el día antes de su muerte, la pesada roca levitó durante unos instantes, y que incluso los peces trinaron a la única y posible libertad.
miércoles, 22 de febrero de 2012
Delle ombre e del loro mondo — Ángeles Sánchez
Un señor llamado Stefano Valente ha publicado en su blog, una de mis arenas movedizas, en italiano. Aquí el enlace. ( Ya puedo decir que mis obras, ejem ejem, han sido traducidas a otro idioma,:-)
domingo, 19 de febrero de 2012
Desconexión
Ya de adulto, mi complejo se acentúo y acudí a varios terapeutas. Uno dijo que debía operarme de inmediato, que debía por fin tener un ombligo normal, desconectarme de la placa madre, y vivir mi vida.
Lo cierto es que lo pensé durante varios días, y fue una noche de agosto cuando me di cuenta de que debía deshacerme de él.
Había quedado con una morena de grandes ojos azabache que conocí en el Ments, un lugar virtual para “gente diferente” según rezaba su eslogan. Eran cerca de las nueve cuando me subí la camiseta y me conecté al ordenador de sobremesa. Ella apareció de inmediato, casi no dio tiempo a que mi salón cambiara de configuración y los hologramas invadieran las paredes y se dispusieran mis cojines favoritos por el suelo. Casi sin tiempo, elegí mi avatar de verano, con camisa blanca por fuera del pantalón de lino, para disimular el cable. Ella llevaba un vaporoso vestido de seda. Estaba preciosa. Se dirigió a mí con una voz suave que impregnó mi salón de un color anaranjado. Fue entonces cuando quebranté las leyes de la computología. Creyendo que el gran ordenador no detectaría las vibraciones de un naciente amor, le declaré mis sentimientos entre bit y bit, en un espacio discontinuo, similar al que antaño se producía entre letra y letra (cuantas historias se escondían entre esos espacios de las líneas, me decía mi abuelo).
El mundo virtual es complejo, y sus leyes tienen por objeto la defensa de su perpetuidad. Y en el amor, uno desea más que nunca la proximidad, que en mis tiempos aún no había podido reproducirse mediante hologramas y espectros. Como mucho uno podía tener sensaciones olfativas gracias a un complejo algoritmo instalado en cada estancia de conexión. Pero nada más; por esto no se permitía hablar de amor en las redes que circulaban por el universo. Cuando esta palabra o alguno de sus efectos era detectado, de inmediato te cortaban la conexión energética, y te quedabas solo en el mundo.
Aún así me la jugué, y ella recibió mi declaración con un entusiasmo digno del más clásico mundo físico y acordamos una fecha para encontrarnos. Yo debería viajar hasta su aldea, a unos cinco mil millones de años luz. Pero eso con mi arcaica conexión no iba a ser posible, se requería al menos un puerto de infrarrojos, es decir, un ombligo normal que lo llamaban los entendidos.
Me operé de inmediato dejando los ahorros de toda una vida, y a mi madre bañada en lágrimas con sabor a sal del Himalaya. La recuperación fue lenta, pero poco a poco, iba saliendo de aquella cicatriz un botón rojo, que emitía frecuencias de energía a baja densidad, como las de un bebé. Hicieron falta veinticinco años para que aquello estuviera en condiciones de ser usado, para poderme reconectar al Ments. Durante ese tiempo, la esperanza de que ella siguiera esperándome fue decreciendo, no así mi amor. Pero el momento llegó, y ella, con un vestido ya menos vaporoso me recibió con igual entusiasmo. No hubo reproches ni nada parecido. Viajé hasta su aldea, y nos fundimos en un abrazo al tiempo que ambos nos quedábamos sin conexión, solos en el mundo.
lunes, 13 de febrero de 2012
Mi primer libro de microrrelato
Gracias a los gnomos que tengo en casa y que se han afanado en la tarea de maquetar el volumen, hoy por fin os puedo enseñar las fotos de mi libro de microrrelato. Contiene exactamente 1 microrrelato, y está eleborado de manera artesanal. Sus dimensiones son escasas, tan apenas el tamaño de un mechero, y al abrirlo se despliegan las letras, hasta entonces apresadas cual acordeón sin músico. Ellos, los gnomos han elegido el de Arrugas en el alma, vayan a saber por qué...
Dicen los de la Editorial Letras de Arena, que en breve sacarán más de mis escritos, serán libros repartidos en secciones. De momento este ha tenido una tirada de 4 ejemplares, todo un éxito, vaya. Ya os iré informando.



jueves, 9 de febrero de 2012
Creadores de paisajes: Los Nangá

Bajo apariencia de tierra yerma, puede sentirse la respiración pausada de un Nangá. Los relatos, siempre inacabados, de los viajeros a los que sobrevino la noche en estas falsas regiones, hablan de un país desdibujado por huellas de valles marchitos que se inflan y desinflan al compás de odas milenarias. Siempre en boca de sirenas confundidas, las que sucumbieron al destierro y ahora bucean entre el pelaje de esta criatura gigante.
Sin embargo, cuando el agua de la lluvia limpia su pelo pardo, dejando un reguero de perlas de plata y el viento agita sus crines, la bestia rebufa estrofas de sueños viejos, y de su árida grupa brotan bosques de eneldos, ríos de suaves corrientes y prados de amapolas. Es entonces cuando se sienten los latidos de su débil corazón de bestia, como el eco de los pasos de los que nunca regresaron.
lunes, 23 de enero de 2012
De las sombras y su mundo

martes, 10 de enero de 2012
Flores-recuerdo

Las pequeñas plantas que las sustentan, de tallo cilíndrico y hojas lanceoladas, desprovistas de raíces y ancladas al légamo de la memoria únicamente por su aroma, dan unos frutos en forma de nubes que recuerdan a mendrugos de algodón. Difieren, no obstante, de las del género Gossypium en su extensa gama de tonalidades. Desde el negro o ausente, color característico de los recuerdos desdeñados al ingrávido rescoldo de lo que no existió (muy abundantes en los funerales de la memoria), hasta el amarillo o presente que simboliza la formación de la remembranza desde la incipiente noción de la vivencia. Entre estos extremos, se extiende un alto número de especímenes, como por ejemplo los índigos tonalidad que adquieren los recuerdos por venir, y que brotan en sueños una vez la conciencia se ha alejado lo suficiente como para que el germen de estas plantas-visión acampen en los oníricos prados de la mente.
Sin embargo, la característica común a toda esta vegetación es la deformación, fase marcada por la caída del tallo y el vuelo de las esporas producida por la reincidente contemplación de las flores-recuerdo, trasformándose en lo que Angi denominó “anécdotas”, que vienen a ser relatos de lo que uno cree recordar.
jueves, 5 de enero de 2012
Un enano en el bufete

Sigo de pasante en el despacho de abogados más prestigioso de la ciudad. Me recomendó un profesor diciéndoles que, pese a mi escasa talla, era el alumno más brillante de mi promoción. Sin embargo, me siento en la sombra, eclipsado y sometido a explotación laboral por parte de los ocho socios del bufete “Abogados Planetarios”. Cada mañana, recorro con mi mano las letras del cartel que cuelga de mi puerta “Despacho Plutón” sintiendo, otra vez, esa sensación táctil que me lleva a pensar en mi injusta situación. Tras interponer una demanda, el juez Emilio Sol sentenció “Plutón, el planeta enano, ha dejado de formar parte del sistema solar”. No sé cómo interpretar esta sentencia, yo, por si acaso, seguiré luchando por hacerme un hueco en este universo de leyes. Al fin y al cabo, siempre se ha dicho que el tamaño no importa.
Finalista del mes de Noviembre 2011 del Concurso de Microrrelatos sobre abogados
martes, 3 de enero de 2012
Del tiempo y otros engaños

Hay en el tiempo algo inefable, que suena a fanfarronería, a engaño, a espejismo. Por ejemplo, cuando usted habla de ayer, y yo me remonto a hace un rato... ¿No se siente bajo el etéreo peso de una quimera? O cuando usted dice dentro de un año, y yo me tropiezo en el recuerdo... ¿Habremos coincido en alguno de los sinuosos pasillos temporales? ¿Nos habremos mirado en el mismo espejo de la existencia?
Habla usted del tiempo como un lugar geográfico por el que caminar a voluntad y yo me pierdo, reincidentemente, en el vuelo de un tiempo aleatorio ¿Dónde entonces nos reencontraremos si el tiempo es una falacia sin esquinas? Sin duda sólo existimos ahora, y el ahora, mírelo que ya se fue.
lunes, 2 de enero de 2012
Cienmanos. Capítulo 14.

