Era, y fue, como veremos, un día diferente, de esos que marcan toda una vida. La bandera ondeaba no negra, si no de un azabache déspota en el centro de la playa donde mamá y yo acampamos con nuestras toallas. Tras colocar la sombrilla hinché mi colchoneta y me adentré en el mar. Al poco de estar allí, una mano desde la orilla me hacía gestos mientras la boca de mamá comenzaba a adquirir tintes desesperados abriéndose y cerrándose como un pez asfixiado. Su bañador fue perdiendo nitidez, su silueta comenzó a confundirse con la sombrilla, y al poco, el horizonte la tachó como se borran los días vividos.
La resaca marina me arrastraba con urgencia mar adentro. Viajé durante interminables minutos hasta otra costa, donde una suave brisa me depositó de espaldas a los pies de una voz idéntica a la de mamá.
Al darme la vuelta comprobé que aquella mujer, ondeaba su brazo de la misma manera, pero en vez del derecho era el izquierdo, pues todo en esa playa parecía un reflejo de la anterior, era, por así decir, como si estuviera mirando la existencia en la superficie de un espejo. Aquella mujer de facciones descompensadas me abrazó maternalmente.
Como no quise dar disgustos a una persona tan parecida a mi madre, determiné que la adoptaría. Tal vez algún día se suba en una colchoneta y descubra que la chiquilla que hacía un castillo cerca de mi toalla es su verdadera hija.
Así que frente a la playa hay otra playa... lo tendré en cuenta si me da por nadar muy lejos, y vivir una vida de espejo.
ResponderEliminarAbrazos
Interesante intercambio interplanar playero.
ResponderEliminar(opinión peregrina de alguien sin ni idea)
Sorprendente Angeles. Vaya efecto espejo has creado! Y manteniendo la intriga durante todo el relato.
ResponderEliminarAbrazos
Mi punto débil (como ya habrás comporbado) es le género fantástico,lo extraño irrumpiendo en el día día, rupturas de lo cOTDIANO.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu microrrelato porque has logrado plenamente lo que querías y tienes al lector en vilo esperando qué pasará que no pasará. Fíjate al principio pensé en una inversiòn la playa se licúa y el mar se solidfica y por eso la madre desaparece pero lo que ocurre es aún mejor. Y ese frase final, ese detalle que me produce ternura de la niña resignada.
Un saludín
Me gustó mucho este relato, Ángeles. Tiene una expresión visual muy fuerte, con imágenes nítidas y un fondo ilógico que lo aproxima a los sueños. Quizás está basado en uno, no lo sé, pero lograr recrear su atmósfera.
ResponderEliminarAbrazos admirados,
PABLO GONZ
¿Género maravilloso (por el título), fantástico?
ResponderEliminarExtraordinario micro, Ángeles. Lo extraño colándose en la realidad plasmado con sutil maestría.
Te dejo un admirado saludo.
Anita, y frente a esa otra playa está la playa, por si te sirve las une una línea curva, pero creo que eso es lo de menos, pues lo difícil es volver.
ResponderEliminarCyb "interplanar playero", me ha venido a la mente un nuevo tipo de bañador y he imaginado a un tipo en el corte inglés diciendole a un dependiente funcionarial que quería un interplanar playero de color verde. Jajaj inspiras Cyb.Gracias!
Su, gracias!
R.A. a mi tambien me gustan como tu lo llamas acertadamente, esas rupturas de lo cotidiano, esos leves crujidos de la realidad que la dejan fisurada. No se me había ocurrido eso de solidificar el mar y licuar la playa, es muy interesante. Un abrazo.
Pablo Gonz, muchas gracias, no, no está basado en un sueño, este microrrelato me asaltó anoche sobre las doce cuando recordé gracias a una lectura una experiencia propia, de un día en la playa con mi madre, donde efectivamente el mar tiraba de mi colchoneta.Luego, como puedes ver, se me fue un poco la pinza, y escribí este micro.Un abrazo.
Ah! y el título es absolutamente genial, he dicho.
ResponderEliminarBueno, pues ya lo sabes ¿no? me encanta. No es fácil hacer ya un ejercicio de espejos sin que suene a algo ya escrito antes, y sin embargo tú, sabes hacerlo. Sabes de mi debilidad por lo visual, así que este micro redondo, redondo, me lo llevo rodando hasta mi cajón. Un abrazo.
ResponderEliminarAngeles, me alegro de servir de musa ya que para escritor no sirvo, pero busca una musa más guapa jaja.
ResponderEliminarLeí antaño mucha literatura de fantasía épica y el viaje astral o entre planos era un concepto bastante común, por ahí me vino la cosa.
(opinión peregrina de alguien sin ni idea)
Es un filtiré este relato, de una ternura que emociona. Muy bien hilado hasta el final. Me gustó mucho.
ResponderEliminarBesos agradecidos.
Te gusta William Blake, claro ;)
ResponderEliminarGolpe certero. La historia es redonda, como la playa, y se adentra en los límites de lo fantástico para luego caer en un pragmatismo desaforado. Me gustó mucho ese giro final.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un gran comienzo, que engancha. Después un buen capitulo de Twilight Zone. Me gustó.
ResponderEliminarBesos.
David.
Muy ocurrente eso de adoptar a una señora por pena y por parecido.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el relato, me lo imagino lleno de brillos por todas partes, reflejo de ese mare nostrum.
Un abrazo
genial micro. el tipo que me mira con envidia al otro lado del espejo opina lo mismo.
ResponderEliminarHum, pues yo creo que no hace falta que expliques tanto lo del reflejo de costas, se entiende perfectamente cuando el niño describe a la mujer que es como su madre y que agita el brazo contrario. Por lo demás, un texto muy original.
ResponderEliminarUn beso
:)
De pronto imaginé que todo tuviera su "otra costa". Ah, qué maravilla.
ResponderEliminarUn saludo, Ángeles. Gran idea :)
Muy bueno el blog, te dejo el mio
ResponderEliminarwww.cordurainsana.blogspot.com
Nos leemos, saludos.