Después de un embarazo intermitente las gemelas vinieron al mundo. A la menor le pusieron de nombre Anselmina, y concurrió a brazos de su madre un 23 de abril del 1976. La mayor se presentó de nalgas un 12 de diciembre del 1986 tras un parto complicado y sin partera, y aceptó entre lágrimas el nombre de Dolores. La madre cuenta angustiada que en esos diez años Anselmina se negaba a comer, tan apenas abría los ojos, y no respondía a su nombre. “Era como si no quisiese crecer”, relata asida al embozo de flores. Asegura que esperaba a su gemela, y que cuando Dolores llegó, Anselmina se acurrucó en la camita junto a su hermana, contó hasta diez, y desapareció.
Me huele a ternura tu relato. La he visto acurrucada a su hermana. El título le quita dramatismo a la desaparición final. Me gustó.
ResponderEliminarUn placer encontrar tu chiringuito. Abrazos.
Me gustó mucho, Ángeles: de nuevo metida de lleno en el terreno de lo fantástico pero desarrollando tu propia imaginería, como debe ser. Me quedé impactado con la expresión "embarazo intermitente" que por fin adquiere sentido.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo,
PABLO GONZ
Un juego fantástico en el que siempre perdía la madre.
ResponderEliminarTriste y tierno. De los que lijan.
Un saludo.
Ángeles, es un relato que destila literatura por todos los costados. Es fantástico, pero real y no deja de mantenerte una sonrisa hasta el final.
ResponderEliminarFelicidades por el relato.
Un abrazo.
Espero que haya desaparecido para reducir en cinco años esa diferencia con su gemela. luego desaparece Dolores otros 5 y así ya podrán seguir juntas a la par. (Ya sé que es tu historia pero yo necesito ese final alternativo y no deja de ser otra intermitencia...:) )
ResponderEliminarMontse menuda imaginación desprendes, como nos demuestras día a día en tu blog; la historia una vez lanzada o parida es ya de los lectores, así que pon el final que más te guste. Un abrazo.
ResponderEliminarNicolás, agradezco tus palabras no sabes cuanto porque en este camino de letras que cada escritor recorremos, a veces nos quedamos en blanco ( yo llevo una temporada de escasez literaria). Me alegra que te guste el micro. Un abrazo.
Pedro, gracias por tu atenta lectura, no es fácil ver la ternura en la triteza o al revés, la tristeza en la ternura, solemos quedarnos con una de ellas sin intentar ensartar la excluida. Un abrazo
Pablo Gonz, de eso se trata de encontrar la propia voz, ir ensayando las formas, hasta encontrar el género donde uno se sienta cómodo. Me alegra que te guste el microrrelato.
Arte Pun, bienvenido y gracias por dejar tu montoncito de letras en este chiringuito de arena. Un abrazo.
Pues yo, con la dulzura con la que está escrito este micro, sólo alcanzo a ver TERNURA a raudales.
ResponderEliminarTe felicito, Ángeles.
Un beso.
Me gusta todo y todo el tiempo. Me gusta el final, aun tiempo tranquilo y triste, como de puntillas. Me recordó a mi sobrina de cuatro años explicandome como su hermana, un bebe, y ella eran gemelas y como lo único que había ocurrido es que el bebé había encontrado más tarde la salida.
ResponderEliminarEsperar a su hermana tanto tiempo y desaparecer...Que triste y que bello Ángeles.
ResponderEliminarBesos desde el aire
La primera lectura me deja descolocado. La segunda me agrada pero... algo se me escapa. Solución: leer los comentarios. Pista no observada: el título. Ah, es un juego, libero presión. A mi me gustó "...Asida al embozo de flores". Para mi es triste y no acabo de verle del todos, pero seguro que es problema mío.
ResponderEliminarMJ será que lo lees con buenos ojos, y dejas de lado lo triste del asunto. Me alegra que te guste. Abrazos.
ResponderEliminarLuisa, si es que la realidad supera la ficción, qué suerte de sobrina. Abrazos.
Ximens, desde luego el título es imprescindible, le quita drama al asunto, aún así si no acabas de verlo del todo es problema mío, seguro. Abrazos y gracias por la sinceridad.
¿Encontrar la propia voz?, ¿Ir ensayando las formas?.... jajajajajaja... pero qué cuento tienes, Angie. Pero si tú ya eres ferpecta!!!! jajajajajaja....
ResponderEliminarEste micro lo demuestra. Genial.
Le dejo aquí mis sombreros, heterocigóticos...
Pd: Tonta.
Mágico!...y como de costumbre impresionado de tus maneras...
ResponderEliminarBesos!!!
Mi querido Charles, sinceramente creí haber roto todos sus espejos el otro día...ya veo que además de payaso es usted mago. Gracias, otro día voy por ellos.
ResponderEliminar¿Ha pensado alguna vez en crear la editorial Kumnística?, yo le envío mis manuscritos sin compromiso alguno; poseo en mis haberes un poemario inconcluso, una novela que no termina de empezar, unos cuantos cuentos desordenados y una sonrisa postiza que prometo usar en las presentaciones...en fin piénselo, no creo que se haga de oro pero a mi me hará el favor de vaciar mi cajón desastre.
Besos.
Juanlu, impresión y magia, vaya dos regalos me haces amigo. Gracias!
ResponderEliminarUsted mándeme lo que quiera. Le prometo disfrutar como un payaso.
ResponderEliminarBesos, maestra.
Ese contar hasta diez antes de desaparecer es impresionante, te deja el corazón en un puño. Me ha encantado
ResponderEliminarSaludillos
Jope, Ángeles, me despisto unos días y mira lo que me encuentro!!! Este relato es muy mágico, muy tuyo, y precioso. Y tiene un montón de caminos donde seguir.
ResponderEliminarUn abrazo