La nuestra es una familia extraña, digna de este museo, lo cual nos supone motivo de orgullo. Adoramos el ámbar como otros veneran a sus antepasados. Hemos dedicado gran parte de nuestros días a coleccionar estos acíbares del destino que hablan de la desdicha de los árboles, del suero de sus tristezas, de la exudación de melancolía en los tiempos en que el sol se convirtió en una nube eterna sobre el cielo de Inglaterra. Nuestros orígenes, no les cabrá ninguna duda cuando vean la colección completa, se remontan a la época en los que los robles y los olmos gritaron al viento su desencanto y el bosque se tapizó de resinas engullendo todo tipo de insectos y plantas. Por ejemplo, en este trozo de ámbar se aprecia una madreselva tratando de expulsar su polen antes de que la lava arbórea la cubra de eternidad. Y en este otro, una rosa salvaje que extiende sus espinas desafiando a la resina, sin éxito claro. Este, de tamaño no superior a dos pulgadas, si se mira al contraluz, guarda las sombras de los petirrojos que cruzaban el cielo justo en el instante de la gran catástrofe. Y, esta magnánima lágrima amarilla que ahora les voy a mostrar, es la más preciada de la colección, la que de verdad adoramos con pasión. Si se acercan, pueden ver al bisabuelo que, sempiterno, nos dice adiós con la mano mientras la bisabuela empuja a su hijo, mi abuelo, fuera de la burbuja y se queda con su chaqueta en la mano.
Muy original Ángeles.
ResponderEliminarBesos desde el aire
¡Qué seres serán!. Me encanta el ritmo que lleva y la historia tierno-formal.
ResponderEliminarÁngeles, que gran compendio de géneros en un mismo relato. A tu narrativa poética, se le añade la descriptiva y ese toque de realismo mágico tiznado de humor que tan bien endulza la lectura.
ResponderEliminarMuy bueno este micro.
Un abrazo.
Precioso relato. Gracias por la palabra acíbar, la he tenido que buscar, me encanta sobre todo la frase en la que forma parte del relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tienes una riqueza léxica apabullante y un talento innato para escribir. Estoy devolviendo a los seguidores de mi blog el esfuerzo que hicieron en su día de convertirse en seguidores de mis letras. Me siento afortunada de tenerte entre ellos. Besotes.
ResponderEliminarMe gustaría, no obstante, invitarte a que formes parte de nuestra modesta familia literaria (se trata de un foro).
www.abracadabra-nuncajamas.com
También a mí me has puesto a buscar la palabra acíbar. Una pequeña gema en el anillo, pulido y perfecto, que es este relato.
ResponderEliminarAplausos, ángeles
Es un relato muy especial, cargado de imaginación y bellas palabras. Mi enhorabuena.
ResponderEliminarUn abrazo.
No hay palabras. Así me gusta.
ResponderEliminarFerpecto. Creo que, definitivamente, lo nuestro es imposible.
Besos payasos.
Leyendo esta maravilla se me quitan las ganas, crezco en lectura y menguo en escritura. Por elegir uno: las sombras de los petirrojos atrapadas en el ámbar. El final es una obra de arte, que además es necesario para la credibilidad del relato (jeje).
ResponderEliminarBien... no queda otra. Me lo llevo a "sugerencias",... que por cierto empieza a parecerse a Mundo en un Grano de Kum*.
ResponderEliminarEsta pieza es una joya, Angeles.
ResponderEliminarTus palabras nos hacen creer en ese mundo fantástico por el que nos paseas.
Tienes una forma sedosa de narrar que envuelve y atrapa.
Enhorabuena.
Original historia, y turbadora, e imaginativa, y muchas cosas... Genial, Ángeles
ResponderEliminarAngeles, este micro es como un manto de hojas que nos envuelve. Me encantan estos textos mágicos, pero tan reales, y ese final que cierra todo y nos deja pensando, en sueños de color ámbar, y escuchando el trino de los petirrojos.
ResponderEliminarFantástico, yo como Ximens, estoy pensando en dedicarme a otra cosa...
un abrazo
Poético. Me gusta Angelez.
ResponderEliminarQué bonito, Ángeles! Me gustan esos instantes fugaces, atrapados eternamente.
ResponderEliminarBesos,
Sencillamente genial, Angeles, solo te puedo decir que me hubiera gustado escribirlo a mí.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un abrazo,
Me encanta este álbum, y reconozco esa lágrima, la había leído antes, pero con otras vidas reflejadas.
ResponderEliminarUn abrazo admirado
Te extrañaba y vine a leerte.
ResponderEliminarHay cosas que no dejan de emocionar...