Yo soy más de exteriorizar. Me daría mucha pena, estando cocido, tener que comerme un delicioso trozo de tocino que pudiera ser mi mejor amigo. Un cielo de tocino, vamos.
Con el comentario de Manuel se me ha presentado la siguiente paradoja: Si Garbancito es caníbal comiéndose el cocido, dejará de ser pequeño y, por tanto, dejará de ser Garbancito. Como consecuencia, dejará de ser caníbal. Entonces, en la propia acción caníbal está la propia destrucción de esa condición. ¿No? ¿Sí?... Creo que me lío un poco... :P
En cualquier caso, el hiperbreve está genial, me ha gustado.
Manuel, a mi tambien me da que no va a crecer, más que nada, porque aunque cocido, aún se oye, si te acercas mucho al plato, unas voces amigas que le dicen: Pachín, pachín, pachín, mucho cuidado con lo que hacéis... (esto me está recordando a tu cuento de las lentejas "asesinas").
Anita, sería otro cuento tal vez.
Propílogo, uy con lo rico que está!, además las penas con pan son menos penas y con tocino, son alegrías.
Alberto, me encantan las paradojas, y ésta que presentas no tiene desperdicio. Quizá resbalé con el título, aunque todo queda en un juego de palabras.Un saludo!
Buen juego Ángeles. Con respecto la paradoja de Alberto tengo que decir que conozco muchos casos de hombretones a los que siguen llamando por el diminutivo de cuando chicos: Nene, Pepito, Andresín, Tete... Un beso.
Muy divertido este hiperbreve, Ángeles. A mí me decían "si no te comes la comida, acabarás fregando cubiertas de barco". Creo que es el único oficio que no he desempeñado nunca. Saludos, PABLO GONZ
Gracias Pablo; deduzco que te comías toda la comida entonces. Bien hecho, así has podido probar todo tipo de oficios excepto fregacubiertas; un escritor tiene esa ventaja, puede ser lo que quiera, incluso puede "vivir" en otros personajes. Un saludo.
Su, tal vez tuvo la mala suerte de ser un garbanzo distinto, un garbanzo humanizado, y eso es difícil, supongo. Gracias por venir.
Hola! Un placer conocer que tu nombre es Ángeles. Me encanta el título de este tu nuevo blog, ya con mucho gusto te he enlazado y te sigo. Muy simpático lo del garbancito Mucho éxito y felic.idades. Un cordial abrazo.
Jejejeje, ay!, pobre garbancito, que después será devorado por ricitos de oro. Un abrazo.
ResponderEliminarCuantas veces me contó mi abuela el cuento de garbancito. Muy ocurrente, pero me da que no va a crecer... Sino dejaría de ser garbancito.
ResponderEliminarPobre garbancito... un día de estos le echan al cocido!
ResponderEliminarYo soy más de exteriorizar. Me daría mucha pena, estando cocido, tener que comerme un delicioso trozo de tocino que pudiera ser mi mejor amigo. Un cielo de tocino, vamos.
ResponderEliminarCon el comentario de Manuel se me ha presentado la siguiente paradoja: Si Garbancito es caníbal comiéndose el cocido, dejará de ser pequeño y, por tanto, dejará de ser Garbancito. Como consecuencia, dejará de ser caníbal. Entonces, en la propia acción caníbal está la propia destrucción de esa condición. ¿No? ¿Sí?... Creo que me lío un poco... :P
ResponderEliminarEn cualquier caso, el hiperbreve está genial, me ha gustado.
Un saludo, Ángeles.
jajaj Maite no conocía ese ocurrente final.
ResponderEliminarManuel, a mi tambien me da que no va a crecer, más que nada, porque aunque cocido, aún se oye, si te acercas mucho al plato, unas voces amigas que le dicen: Pachín, pachín, pachín,
mucho cuidado con lo que hacéis... (esto me está recordando a tu cuento de las lentejas "asesinas").
Anita, sería otro cuento tal vez.
Propílogo, uy con lo rico que está!, además las penas con pan son menos penas y con tocino, son alegrías.
Alberto, me encantan las paradojas, y ésta que presentas no tiene desperdicio. Quizá resbalé con el título, aunque todo queda en un juego de palabras.Un saludo!
Buenísimo el comentario-paradoja de Alberto!
ResponderEliminarEstoy contigo Anita. Hay comentarios que a una le dan ganas de enmarcar, y este de Alberto es uno.
ResponderEliminarBuen juego Ángeles.
ResponderEliminarCon respecto la paradoja de Alberto tengo que decir que conozco muchos casos de hombretones a los que siguen llamando por el diminutivo de cuando chicos: Nene, Pepito, Andresín, Tete...
Un beso.
Hahahah genial!
ResponderEliminarY no, no la considero paradoja. Al menos que el crecimiento sea instantáneo haha.
Saludos !
Muy divertido este hiperbreve, Ángeles. A mí me decían "si no te comes la comida, acabarás fregando cubiertas de barco". Creo que es el único oficio que no he desempeñado nunca.
ResponderEliminarSaludos,
PABLO GONZ
Que crueldad, que manera de chantajear desde tan pequeñitos, jeje
ResponderEliminarMuy bueno.
Besos
Torcuato, lo de los diminutivos ¿será porque en la mente de esas personas uno sigue siendo pequeño?. Gracias por venir.
ResponderEliminarKappieG, en los cuentos todo es posible, de ahí su encanto.
Gracias Pablo; deduzco que te comías toda la comida entonces. Bien hecho, así has podido probar todo tipo de oficios excepto fregacubiertas; un escritor tiene esa ventaja, puede ser lo que quiera, incluso puede "vivir" en otros personajes.
ResponderEliminarUn saludo.
Su, tal vez tuvo la mala suerte de ser un garbanzo distinto, un garbanzo humanizado, y eso es difícil, supongo.
Gracias por venir.
Hola! Un placer conocer que tu nombre es Ángeles. Me encanta el título de este tu nuevo blog, ya con mucho gusto te he enlazado y te sigo. Muy simpático lo del garbancito Mucho éxito y felic.idades. Un cordial abrazo.
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