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viernes, 22 de octubre de 2010

Malas costumbres

Tengo la mala costumbre de estirar las historias hasta más allá de su límite de rotura, y por supuesto se quiebran sin más.

Esto, que no deja de ser una forma de ser, se convirtió en un problema para el protagonista de mi última novela. El final: el protagonista desaparece en medio de un bostezo, como si en vez de aspirar una gran bocanada de aire, espirase, en este cotidiano acto, su presencia.

En la novela, él era un ser al que todos admirábamos línea tras línea, y al editor no le gustó nada la corrección de última hora (cuando escapó). Dijo que un final así para un gran triunfador, no iba con el estilo del protagonista. No obstante, él eligió su final, lo cual nadie llegó a creer. O no del todo.

Supe por algunos lectores fieles, que mi protagonista anduvo perdido un tiempo, viajó en todo tipo de artilugios, desde un simple autobús hasta enganchado a las letras pérdidas de una papelera escolar. Luego se tomó unas vacaciones, y acabó confundido por un garabato infantil.

Se dio cuenta de que sin su formato no era nada, no era nadie, y quiso volver a la novela. Llegó desgastado hasta mi apartamento y tras una conversación, de las más profundas que he tenido con nadie, le dije que le llevaría hasta su espacio papel, hasta su nube se tinta. Pero no me creyó, porque entre otras cosas ya había aprendido a desconfiar. Por su cuenta y riesgo, se coló en la imprenta, y decidió esperar a que imprimieran la novela, para acoplarse entre las planchas y regresar a su particular paraíso literario.

Aun sigue esperando, no hubo reedición posterior a su partida. Quizá no podrá volver a su sitio jamás. Su momento escapó como él.

No tengo remordimientos, porque se que está feliz, y algo que no pasaba en su novela le está ocurriendo ahora... se ha echado una medio amante, que es la protagonista de otra de mis novelas.

Como tengo la mala costumbre de estirar las historias hasta más allá de su límite de rotura, os digo, que no sé cómo acabará ésta, si escapará con su amante a un nuevo libro, o si ambos se mudarán a vivir a la imprenta, y serán felices, y comerán puntos suspensivos.

17 comentarios:

  1. Va a acabar con la primera novela protagonizada por dos personajes ya existentes sin ser una saga ni secuela.

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  2. Ángeles, me encanta esta historia donde los personajes se escapan para vivir sus propias vidas y decidirlas. Y tienes una manera de escribir muy poética que le da un color muy especial a tus textos.
    Sólo me ha chirriado un poco esta frase "Aun sigue esperando, porque no hubo reedición posterior a su partida, las ventas bajaron tanto, que el editor decidió no reeditarla."
    No sé si quitaría lo del editor para no reeditar dos veces en la misma frase, no sé qué te parece.
    Veo que no paras, me encanta!
    Un abrazo

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  3. Otra vez fascinado te cuento:

    El segundo párrafo me parece antológico. Desaparecer en un bostezo es una imagen de las que hacen que mi corazón pegue un brinquito. Te odio. Eso lo tenía que haber escrito yo.

    Comparto contigo el constipado. También alargo las historias. Soy un bocazas incorregible. Me cuesta tanto sintetizar...

    Besos laaaaaaaaaargos...

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  4. Cuando los protagonistas tienen vida propia...
    Genial

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  5. Cuando los personajes tienen vida propia, el escritor debe hacerse a un lado y mirar el escenario. Un besote Su.

    Kum*, la fascinación es mutua, porque hace unos días empecé a leerte en tu Crónicas, aunque no dejo comentarios porque suelo quedarme sin palabras, tus relatos las contienen ya todas...Gracias por compartir.

    Cyb. quien sabe cómo acabará todo esto, de momento que disfruten de su libertad...un abrazo.

    Anita, pues si, tal vez llevas razón, voy a quitar lo de las ventas que si no me repito más que el ajo...gracias por tus palabras.

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  6. Ultimamente estás haciendo unas historias con unas imágenes impactantes, me encantan. Lo del bostezo, o la historia de los globos, y la tierra desinflándose, son fotografías de una gran plasticidad. Felicidades. El relato de hoy yo lo hubiera intentado sintetizar un poquito más. Pero es espléndido, de veras. Un abrazo.

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  7. Gracias Maite por todo esto que me dices. Lo de la extensión, quizá sea un poco largo para una lectura de pantalla, o quizá sobren cosas, en cualquier caso, te agradezco el apunte. Un saludo

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  8. sí, yo veo que el estilo va cambiando, se va alargando y muy bueno. Ultimamente he sentido cierto descontento porque veo que muchos aplicamos unas reglas básicas, implícitas, para crear un pequeño cuento. Tu no y eso hace que tengas un estilo propio. que rico!

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  9. No creo que sea largo, el problema es que casi siempre vamos demasiado deprisa porque el tiempo nos come. Aparte de que nos estamos acostumbrando a microrrelatos, nanorrelatos, y al final vamos a escribir una palabra y ya está.

    Yo lo he estado leyendo y merece la pena "perder" unos minutos.

    Enhorabuena.

    Saludos.

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  10. Me encanta ese final comiendo puntos suspensivos. Me gustan mil veces más que las perdices tradicionales. Saludillos

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  11. Ángeles, también siento que a veces yo también estiro las historias. Somos pocos los de ese defecto, ¿O será cualidad?
    Un abrazo

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  12. "Tengo la mala costumbre de estirar las historias hasta más allá de su límite de rotura, y por supuesto se quiebran sin más". Con una entrada así, sólo cabe esperar una excelente historia. Me gustó mucho.

    Abrazos.

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  13. ¡Maravilloso relato, Ángeles! :]
    Casi siempre los personajes definen sus historias y a uno sólo le queda escribir lo que ya está decidido.
    ¡mUCHos salUCHos de UCH! :]

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  14. Qué genial historia.
    Qué mundo.
    Me gustó mucho.
    Y el final ("comerán puntos suspensivos") creativísimo.


    Saludos, Ángeles.

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  15. Creo que le he visto sentado en un banco del parque, bostezando, pero no me hasgas mucho caso. Precioso el texto, Ángeles

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  16. Ay estos personajes que deciden por sí, cuánto nos enseñan a veces. La imagen de la desaparición con el bostezo me encantó. Muy buen relato Ángeles!
    Saludos!

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