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jueves, 21 de octubre de 2010

Mi vida en el faro

Recuerdo mi vida en el faro.

Unas escaleras imposibles que acrecentaban mi vértigo conforme ascendían, y asemejaban la concha de una caracola, por sus círculos, por su eco.

Dentro del faro también se oía el mar, como algo ajeno, casi lejano, que te apresaba por su hermosura, que temías por su bravura en las frías noches de octubre.

Mi vida supuraba soledad. Soledad que ocupaba magnánima mi destierro. Soledad que por días se tornaba huraña e inhiesta, formando el más abrupto acantilado de mi personalidad antaño risueña.

A veces creía ser un insecto que había caído dentro de una lámpara de aceite.
Algunas noches me reconfortaba pensar que en el fondo de ese romanticismo que posee el espíritu de un faro, se encuentran las lágrimas que los marineros vierten al mar en las noches de tempestad.

Yo era su luz, y eso me reportaba la satisfacción de saber que más allá de mi soledad guiaba a puerto barcas de pescadores perdidos. Y hacer de nuestra soledad un espejismo. Y por una noche regresar al calor de un hogar con sabor a sal, mientras en el recuerdo, una gaviota se posaba sobre el amanecer de nuestros anhelos.


Relato de la semana en Revista Narradores

10 comentarios:

  1. Felicidades por la publicación, Angeles!!! Este relato rezuma poesía por sus cuatro costados. Un fuerte abrazo.

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  2. Trabajo solitario donde los haya el de farero, aunque ya quedan poquitos.
    Yo no puedo evitar pensar en "La piel fría" de Albert Sanchez Piñol cuando leo algo sobre un faro. Muy recomendable
    El relato es precioso, enhorabuena por la Revista Literaria!
    Abrazos

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  3. A mí también me ha venido a la mente "La piel fría", me gustó tanto esta novela como tu micro. De hecho, me encantan las historias ambientadas en lugares solitarios como islas y faros, y si hay un faro en una isla, más.

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  4. Aunque no sé por qué la doy, allá va mi enhorabuena.

    Besos.

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  5. Otra vez, Ángeles, se me quedaron tus palabras zumbando en un espacio fronterizo entre las entendederas y el nosédónde.

    Son estas tus vacas flacas?... no sé qué demonios va a pasar cuando engorden.

    Me fascinan tus imágenes...

    Un beso con sabor a sal.

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  6. muy bonito!.
    lo comparto, si?. Gracias
    saludos.

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  7. Adelante Rosio, compártelo. Gracias.

    Kum, ese espacio fronterizo, uy cuantos cosas se quedan ahí agazapadas. Este relato lo escribí hace mucho, de hecho, ha sido rescatado de mi diario, yo sigo, dando de pastar a las letras (digo a las vacas). Un abrazo.

    Gracias Lola, un abrazote.

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  8. Manuespada, Anita, no he leido ese libro, aunque por internet lo ponen bastante bien...voy a buscarlo porque ese faro promete. Gracias por la recomendación y por la visita. Abrazos.

    Cyb. gracias!.

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  9. Qué hermosos estos espejismos. Me ha encantado.
    ¡Felicidades por la publicación!


    Saludos :)!

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