Debo regresar, me están esperando.
Abro la puerta de la 309, y me dirijo al pasillo. Las baldosas reflejan un techo cuadriculado roto por rendijas de aire acondicionado. Un leve zumbido llena el silencio. El pasillo es largo con puertas a ambos lados.
Imagino que el mundo se ha vaciado, que jamás veré a un ser humano, ni a un perro, ni un pájaro. El mundo, de repente, se me hace pequeño, sin gente. Se encoge y me golpea en el pecho esa angustia indescriptible de lo imposible. Es mejor, me digo, dejar de pensar idioteces.
Comienzo a caminar. Una enfermera se cruza conmigo. Sus ojos parecen ver a través de mi. Lleva su carrito con soltura y coge y deja pastillas, papeles, pacientes, visitas, dosis, esperanzas, calmantes, sueño y vigilia.
Yo quiero un carro de esos, me digo.
Me dirijo a las escaleras. Una chica se ha quedado dormida allí. Debería despertarla, cogerá frío, pero no lo hago, quizá en otro sitio no pegue ojo.
La máquina de café también descansa. Hoy ha sido un día duro de trabajo, muchas operaciones han traído a muchos familiares, y, pese a que este café es vomitivo, no hay mucho más que echarse a las tripas en casos de hambre de noticias. La espera se hace mejor con el estómago ocupado en algo. Así no ruge.
Hay una puerta semiabierta que lleva hasta una terraza. Salgo y miro las estrellas, que ausentes se burlan de mis deseos.
Debo regresar, me están esperando.
La noche es larga, es negra, y otra vez, me tumbo en una butaca agarrada a mi abrigo. No, no es invierno, pero hace mucho frío, o al menos el miedo me lo produce.
Has transmitido ese frío...
ResponderEliminarAbrazos y besos cálidos.
Bueno...espero que un abrazo cálido lo solucione.
ResponderEliminarUn beso
Te mando todo mi cariño y un beso desvelado.
ResponderEliminarÁngeles, estoy a un océano de distancia, siento el frío.
ResponderEliminarMe encantó leerte.
Me he quedado tiritando. Un abrazo cálido!!!
ResponderEliminarMuy buenas descripciones de los escenarios y los sentimientos. Felicidades. Espero que no sean hechos reales. Un abrazo, Angeles
ResponderEliminarÁngeles, espero que hayas podido descansar después de tanto frío.
ResponderEliminarTe envío un abrazo y te sugiero una ración de globos y muchas risas para volver al mundo
El relato es todo un acierto en la transmisión de sensaciones: frío, soledad, desolación... Muy bueno.
ResponderEliminarAbrazos calentitos.
El miedo produce sensaciones viscerales. Muy buen relato Ángeles!
ResponderEliminarSaludos!
Parece que están de moda los hospitales. Buenas descripciones Ángeles. Un beso
ResponderEliminarAnita, me quedan aún un par de globos por casa, los demás explotaron en mitad de la noche sin motivo aparente, menudo susto!.
ResponderEliminarUn abrazo de colores.
Lola, las sensaciones están ahí para vivirlas, para escribirlas o, para escucharlas, que a veces es lo mejor. Un abrazo
Claudia, tal vez sea que el miedo es visceral tambien, es difícil, aunque saludable, razonar con él. Un abrazo.
Torcuato, espero que pase la moda lo antes posible, porque la detesto. Un abrazo
precioso, espectacular!
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