Aquella imagen detrás de la cortina le recordó a Tomás. Se acercó hasta la tela y descorrió sus recuerdos. Intuyó que detrás de la sombra que amenazaba con engullirla, una mano agarrada a una pistola, la buscaba a contraluz. Antes de que la bala le diera en el pecho, un humo y un olor a pólvora la despertaron.
Cualquiera se duerme otra vez!!. Te estas especializando en giros finales jaja
ResponderEliminarMe he quedado helada, ahora no sé si al despertar la cosa está igual o peor.
ResponderEliminarUn abrazo
Uf! Buenísimo Ángeles! Hay sueños que matan.
ResponderEliminarSaludos!
Me ha recordado a Sabina: "ayer quiso matarme la mujer de mi vida, apretaba el gatillo, cuando se despertó". Saludillos
ResponderEliminarVaya Angeles, y ahora viene la eterna pregunta ¿sueño o realidad? Muy bien planteado el relato. Un beso.
ResponderEliminarHahaha irónico!
ResponderEliminarLo bueno de las pesadillas es que puedes despertar. Si lo son, claro.
ResponderEliminarBuen finde.
¡Qué inquietante el olor a pólvora!
ResponderEliminarUn beso