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miércoles, 16 de marzo de 2011

SoliEdificación


Catalina vivía en una casa sin tejado, el cielo era su techo, y el sol su lámpara de araña colgando en el salón. Tampoco tenía paredes, ni suelo, pero eso a ella le divertía, era como sentirse libre, decía sonriente. Lo malo fue cuando unos señores le dijeron que no podía seguir así, que tenía que habitar en una casa, y en un cuerpo. Colocaron ladrillos alrededor de su estancia, cortaron las hierbas y plantaron baldosas en el piso. Luego, a ella la dejaron sola, para que apañase lo del cuerpo como pudiera. La última vez que la vimos miraba por la ventana. No llovía pero desde el alféizar, las lágrimas caían como piedras, adoquinando la calle.

16 comentarios:

  1. Fantástico y precioso, Ángeles
    ¿sabes? olvidé el mio... tendré que pensar otro
    un abrazo

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  2. Lloraba duramente. Preciosamente rematado el micro con esa maravillosa frase final.
    Besos.

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  3. Precioso, Ángeles. No sé cómo lo haces pero me dejas casi siempre..., me dejas..., me dejas..., así.

    Besos... así

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  4. Bellas imágenes. Siempre es un placer leerte. Abrazos.

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  5. Qué preciosura Ángeles!!! Delicadísimo.

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  6. Vivir a tu aire, a tu utopía... no está bien visto ni es políticamente correcto. Es salirse del tiesto.

    También a mí me tocó en su momento llorar piedritas. Luego, con ellas... me construí un circo.

    Besos utópicos.

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  7. Buenísimo el cuento...aunque me deja triste por dentro...

    Un abrazo!

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  8. ¡Qué gráfico! Parece que lo estoy viendo.

    Saludos

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  9. No sabía por donde podías acabar, parecía una puerta sin salida pero, obviamente, estaba muy equivocada.
    Bueno de principio a fin, sobre todo hacia el fin, un final imejorable.
    Un beso de aire (para compersar más que nada)

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  10. La obligación de vivir es una opción sin ningún tipo de concesión. Me ha encantado.

    Blogsaludos

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  11. Qué bonito Ángeles, me encantó la imagen de las lágrimas como piedras. Besos admirados

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  12. Muy emotivo y genialmente escrito, Ángeles

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