Charles Hoy Fort coleccionaba recortes de insólitos sucesos que compiló en su famoso libro “El libro de los Condenados”. Hechos que la ciencia explica a su manera. En 1969 una extraña lluvia de pelotas de golf sobre el estado de Florida dejó tantas cabezas heridas como preguntas sin respuestas. O la famosa lluvia de anfibios que muchos hemos presenciado y que la ciencia explica como una transferencia de renacuajos a causa de un huracán o un tornado.
Pero Charles no cejó en su empeño de concluir su tratado, aunque hubo un hecho que por observar demasiado lejos pasó por alto, y era un suceso muy cercano. Cuestión del sistema de referencia donde el observador se sitúe, supongo.
Mientras en el salón de su casa ultimaba el libro , no se daba cuenta de que la ingenua Anne, su esposa, barría cada mañana las flores que la luna dejaba en su partida. Lo único que le preocupaba de ella era que hubiera colocado bien el hornillo, y que las legumbres bulleran en el perolo y no en las cortinas.
Este microrrelato participa en la 6ª propuesta de Ana Vidal en el foro Brevedades, a partir de una fotografía de Pablo Díaz
Con todos mis respetos para el autor de "EL libro de los Condenados" y su colección de sucesos inexplicados.
ResponderEliminarHssta que ella se largue y se le amontone todo lo que deje de barrer. Y entonces reparará en las flores, en que el fuego del hornillo se ha apagado y las legumbres se están consumiendo en un perolo en el que cada vez queda menos agua.
ResponderEliminarNo conocía la existencia del libro pero tu relato es simplemente especial!
ResponderEliminarUn abrazo
Me ha encantado, pero sobre todo la imagen de la luna dejando flores en su partida.
ResponderEliminarBesos desde el aire
El olvido hacia su mujer, ser que no merecía su cuidado científico, le ha alejado de la Luna que cuidaba por el a la esposa dejándole flores.
ResponderEliminarBlogsaludos
Me gustó mucho, aunque sólo pudo comentar lo que Anita, es simplemente especial.
ResponderEliminarMuy bello, provoca muchos sentimientos encontrados.
ResponderEliminarBesos
Precioso. Realidades paralelas, si tan solo levantáramos la mirada para observar nuestro entorno más cercano y cotidiano. Un abrazo Ángeles.
ResponderEliminarEso pasa a veces, que por mirar demasiado lejos no vemos lo que tenemos al lado.
ResponderEliminarMuy lindo
Si el corazón ya no mira, difícilmente podrán ver los ojos, ¿verdad?
ResponderEliminarbesos.