Bajo apariencia de tierra yerma, puede sentirse la respiración pausada de un Nangá. Los relatos, siempre inacabados, de los viajeros a los que sobrevino la noche en estas falsas regiones, hablan de un país desdibujado por huellas de valles marchitos que se inflan y desinflan al compás de odas milenarias. Siempre en boca de sirenas confundidas, las que sucumbieron al destierro y ahora bucean entre el pelaje de esta criatura gigante.
Sin embargo, cuando el agua de la lluvia limpia su pelo pardo, dejando un reguero de perlas de plata y el viento agita sus crines, la bestia rebufa estrofas de sueños viejos, y de su árida grupa brotan bosques de eneldos, ríos de suaves corrientes y prados de amapolas. Es entonces cuando se sienten los latidos de su débil corazón de bestia, como el eco de los pasos de los que nunca regresaron.
Tú eres una excelente creadora de estos paisajes que hablas. A todos nos ocurre que sentimos la tierra yerma de inspiración, pero ellos, los relatos, están ahí latiendo, esperando a que la primavera inspiracional llegue para salir a flote, con la fuerza de una bestia.
ResponderEliminarTu utilización del lenguaje es de una precisión y una elegancia máximas.
Besos.
Es un texto con música, con ese lirismo que incita a leerlo y releerlo porque gusta lo que dice, porque suena bien, porque es bello. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Siempre me ha maravillado la manera en que usas las palabras para expresar lo que quieres. Tus relatos están llenos de magia.
ResponderEliminarAbrazos
Qué bien explicas con los dedos lo que nace en tus ojos. No es fácil hacer que lector viaje de forma tan instantanea.
ResponderEliminarComo dice Sara, tiene música.
Un abrazo.
"La bestia rebufa estrofas de sueños viejos", me ha gustado mucho esta imagen :).
ResponderEliminarSiempre que te leo me da la impresión de leer a través de una especie de bruma onírica casi física que impregna tu texto de magia.
ResponderEliminarÁngeles, que hermosa composición de un paisaje que sólo tú puedes crear. Lástima que no se te pueda leer más por estos lares. Siempre es un placer mecerse con esta prosa poética que tan bien hilvanas.
ResponderEliminarUn abrazo y a seguir así de bien.
Qué te voy a decir yo, siempre te dije que eres el verbo, la perfección.
ResponderEliminar...busco entre tu blog micros, uno para el libro de colaboraciones (no te vas a escapar aunque no contestes), y cinco para el nuestro.
Un abrazo!
Este relato, con una prosa limítrofe entre la narración y la poesía es un baño de imágenes para el lector.
ResponderEliminarMuy visual, muy sutil, destaca por el rigor de selección que realizas en el plano semántico.
Si pudiera incluir sonido, añadiría un mp3 con una ovación, Ángeles.
Un abrazo.
Me gusta mucho lo que dices, el paisaje que has pintado, pero lo que más me sorprende es la melodía que tienen tus palabras. Hay poca gente en la blogosfera a la que le haya leído una historia musicada.
ResponderEliminarFelicidades, por esa cualidad.
Tengo que reconocer que lo que cuentas tan líricamente me gusta, pero no llego a entenderle del todo. Es como la poesía. No sé si Los Nangá son reales (y me falta su significado) o inventados, en cuyo caso me lleva a los desiertos, la sequía y el esplendor que la lluvia con sus pinturas; y su similitud con cualquier proceso creativo.
ResponderEliminarLo he visto, he visto al Nangá!!! Aquí mismo, pero también fuera, en el paisaje.
ResponderEliminarExcelente relato de tu bestiario. Es verdad que hay que leerte con mucha atención, con todos los sentidos. ¿Qué mejor?
Un abrazo