Así, por ejemplo, en la línea arbolada
ártica, justo donde los pinus mugo comienzan su raquítico decrecimiento,
encontraron una zona árida donde pequeños y famélicos pájaros anidaban en lo
que parecían a simple vista ramitas olvidadas. La región situada a orillas de
sus abundantes lagos cuenta además con exiguas extensiones de cultivo de cereal
y restos fósiles antediluvianos de diminutos útiles de labranza. Todo ello
unido a un hecho que refuta la exitencia de mundos en miniatura y su evolución
inversa, como son los múltiples microcadáveres incorrumpos de aldeanos
encontrados en estratos del subsuelo de mayor a menor tamaño, hasta hacerse, en
la capa más externa, ajenos a la percepción visual. Seres humanos que cedieron su
crecimiento en pos de una vida tranquila, lejos de las turbulencias de las
ciudades y encontraron, de este modo, su propia línea imaginaria y que
construyen aún hoy, hogares de silencio dentro de los troncos de árboles
invibles.
*Dicho mapa se guarda en el museo “De Los Medios Intangibles” en
la capital de Mip y se puede contemplar una vez cada doscientos años. Se cree
que ese tiempo se corresponde a la esperanza de vida de los humanos invisibles.
Su figura recuerda a una tela de araña y posee la propiedad de absorber futuros
pobladores de esferas mínimas o mundos invisibles.
Interesante..., brindo por esos pobladores y la luz la poesía que vive aquí.
ResponderEliminarUn abrazo, enhorabuena . Me gustó leerte.
Contradictoriamente congruente. No sé si me explico. Bueno, sí, sé que no me explico, pero to me entiendo. Y me gusta, para que tú me entiendas.
ResponderEliminarÁngeles, es una dicha —un placer tan grande que hasta me hace sentir bien con mi propia persona—, haber encontrado aquí al "pequeño reino de Nip", del que sospechaba su existencia. Sólo me resta entonces desear que mi tiempo de vida coincida con el momento en que el mapa se hace visible.
ResponderEliminarAllá nos vemos. Hasta entonces te dejo un fortísimo abrazo.