Ahí estaba yo con dos años menos, resumidos en ese vaso Griffin. Conecté el agitador magnético y el experimento comenzó a girar sobre sí mismo a cámara lenta. Como en un bello vals, los reactivos eligieron pareja de baile, la fiesta comenzaba.
Sentada en el taburete de siempre, ese al que le faltaba un tornillo, y se tambaleaba de cuando en cuando, me quedé absorta mirando la suspensión coloidal de mis años de tesis.
Aquella formación espumosa me recordó al mar, a la playa, a las últimas vacaciones que pasamos juntos. Creí oler el yodo marino, y casi noté como una ola rompía en mi espalda. Luego tu lacónica frase. El vaso de precipitados explotó.
Dos años de mi vida se esfumaron, otra vez.
Ángeles, la verdad que esto del amor es a menudo un experimento.
ResponderEliminarQue sensación de de pronto nada me has dejado...
ResponderEliminarAbrazos
Si escuchas a Edison sobre la bombilla, no son intentos fallidos, sino de conocimiento de como no se hace tu experimento ... osease, es aprendizaje!
ResponderEliminarMe gusta mucho como se mezcla una realidad con otra, otra vez poesía!
Un abrazo
Manuel, Su, como la vida misma, la alquimia del sentimiento, se trasforma, y tras la explosión, siempre puede venir la calma.
ResponderEliminarAnita, ciertamente, el aprendizaje es el poso de la experiencia. (Respecto a la poesía...mira que lo intento...pero se me pega a los dedos la muy jod**a.)
Como duele ese "otra vez". Saludillos
ResponderEliminarProsa poética en este relato Angeles. Tocas el corazón con este relato de desamor. Como dice Anita, es aprendizaje, nada pasa sin una razón, detrás habrá algo mejor, seguro.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué bien llevado, Ángeles, haces nueva la antigua historia del dolor por la ruptura. Realmente se ve a la protagonista, en su laboratorio, con sus ilusiones hechas trizas.
ResponderEliminarRealmente sobrecogedor. El último párrafo podría ser un micro en sí mismo... y la última frase... buff!! perfecta. Últimamente estás inspiradísima. Felicidades, Ángeles, cómo me alegro!
ResponderEliminarPd: ¿Te quieres casar conmigo?
Si. Ese "otra vez" es terrible.
ResponderEliminarUn beso.
Explosiones que, al igual que la tempestad, siempre traen la calma. Muy bueno.
ResponderEliminarIgual hay que centrarse en el presente para que las cosas salgan bien
ResponderEliminar(opinion peregrina de alguien sin ni idea)
Puck, gracias por venir.
ResponderEliminarMaite, yo, si os soy sincera no veo la prosa poética en este relato, aunque tambien reconozco que a veces, se presenta sin avisar y se camufla. Me gusta lo que dices.
Gracias Elisa, el desamor un tema viejo y actual, que nadie debería perderse, porque es sumamente inspirador. Un abrazo.
Kum, tu última frase es tambien un micro en sí mismo, tal vez, me hayas dado una idea...que ahora mismo pongo a pastar en las praderas donde crecen las historias, lentas, perezosas, pero seguras.Un abrazo.
Torcuato, lo cierto es que dudé si no quedaría demasiado explícito ese "otra vez", pero al final me decanté por ponerlo, y veo que en parte fue un acierto. Gracias.
Ya sabes Lola, las nubes pasan y tras ellas está el sol aunque no siempre lo veamos. Un abrazo.
Cyb. ahí le has dado. Saludos
El tema de la nostalgia por el amor perdido, Ángeles: uno de tus temas preferidos. Veta profunda que supura en forma de textos y más textos. La literatura posee la virtud de sanar.
ResponderEliminarAbrazos fuertes,
PABLO GONZ
Evidentemente a mí también me gusta ese "otra vez". Es redondo.
ResponderEliminarPero creo que hay algo que me gusta más: El taburete, quedarte absorta, la inestabilidad. Ése es el dibujo del entorno.
Felicidades.
Gabriel
Pablo, la nostalgia del desamor es un tema más, de gran inspiración por la fuerza que lo mueve, lo más profundo de un ser humano.
ResponderEliminarUn abrazo.
Propílogo, creo que en ese taburete es justo donde se desdobla la historia, a causa, tal vez de ese tornillo que se siente ausente y que por lo mismo se sabe presente.
Si, ese el dibujo, eso pretendía.
Abrazos.
Pues a mi me hizo gracia que me recordó lo que me pasa con la mantequilla cuando la meto en el microondas por las mañanas para ablandarla un poco... se me pasa otra vez, y otra y otra.
ResponderEliminarBueno el micro.
Un abrazo.
Original micro, Ángeles. Protocolo de laboratorio para intentar recuperar lo perdido. Me gustó mucho.
ResponderEliminarSaludos!
Me recordaste a lo que alguna vez leí, sobre un legado familiar, en el que un científico aseguraba "casi descubrir" algo, y su hijo continuaba la investigación y así en una secuencia infinita.
ResponderEliminarSaludos, Ángeles :)