Dedicado a Maite García de Vicuña
Siempre supimos que éramos una familia diferente. Nos adelantamos a la guerra y emigramos años antes a Francia. En Lyon, nos unimos al circo Le Intempestif, donde el abuelo llegó a ser la atracción más aplaudida.
Mi abuelo era tuerto. Su número consistía en sacarse el ojo mientras un tinte rojo invadía su cara. El abuelo siempre se quedaba absorto ante su esfera blanquecina pintada con estaño de color azul, balanceándose en su asiento de mimbre colocado en la arena circense. Entraba en trance, y de vez en cuando, se acercaba a alguien del público y le musitaba un augurio al oído. A los días, el espectador volvía y le daba las gracias dejando unas monedas en nuestra caravana.
Así es como supimos, gracias al ojo del abuelo, que podríamos hacernos de oro. Sólo había una condición que cumplir, seguir la estirpe y llegado el óbito del abuelo, elegir un sucesor.
Este micro fue escrito gracias a la inspiración que me produjo la lectura de un micrrorelato de Maite, hace unos meses. Gracias por compartir las musas.
ResponderEliminarUn beso
Las musas comparten con quienes las llamamos. No sé qué relato te inspiraría esto... pero me has dejado clavada con el ojo y la cara teñida de rojo. Muy friki, muy circense, muy muy muy
ResponderEliminarAbrazo
Está bien el micro, y está muy bien que nos sirvamos de inspiración unos a otros. Bravo y a seguir.
ResponderEliminarUn saludo indio
Al fin y al cabo Indio los temas son pocos, pero las historias particulares muchas.
ResponderEliminarAnita, el micro de Maite era este: http://microrrelatosenporciones.blogspot.com/2010/12/el-ojo-de-cristal.html
un abrazo a ambos
Yuju,
ResponderEliminarrecuerdo el texto de Maite, y éste... estupendo también.
Así es, las musas se van encadenando poco a poco, y en cada uno, crean de distinta manera.
Besitos
O sea que había que arrancarle el ojo a uno jejeje. Excelente micro.
ResponderEliminarsaludos.
Ey! qué bueno que nos inspiremos, ya sabes que tu visión un tanto daliniana en algunos de tus textos también ha provocado a mis musas, es un honor. El relato muy bueno y revelador :o Un fuerte abrazo
ResponderEliminarEs sorprendente, hace unos días hablaba contigo por primera vez, luego con Anita y hoy con Su, entre todos hay cosas comunes más allá de los marcadores, y hoy vuelve a ocurrir, mi hermana vive en Francia, en Lyon...gracias a Dios a ninguno nos falta un ojo...
ResponderEliminarpor cierto me ha dado cierta grima pensar en el sucesor...
Un micro fantástico que me ha atrapado desde la primera frase. El final... ¡ufff!, impactante y sorprendente. Muy, muy bueno, Ángeles. Un abrazo.
ResponderEliminarBonito, un poco gore, pero bonito. Ya en serio, me gustó, aunque tiene un punto un poco desagradable.
ResponderEliminarOjo por ojo... u ojo por oro.
ResponderEliminarOtro para el libro.
Besos en los ojos.
Guau. Ángeles, creo que no voy a añadir más. Me ha parecido estupendo...
ResponderEliminarEsta descripción me gustó especialmente: "El abuelo siempre se quedaba absorto ante su esfera blanquecina pintada con estaño de color azul, balanceándose en su asiento de mimbre colocado en la arena circense."
Un abrazo
Hola Ángeles, encantado de descubrirte. Me gustó mucho el micro y la imagen a la que hace referencia Rocío. Y hay que aprovechar la inspiración, venga de donde venga! : )
ResponderEliminarUn abrazo