Con su carita blanca, llora. La niña lo mira, y le vuelve a abrumar un sentimiento de desidia. Ha crecido mirando su pena coronada de cascabeles. El arlequín vive en un cuadro amarillento. La niña lo descuelga y le muestra el mundo a través de la ventana en un intento de que nazca una sonrisa y se le seque la lágrima que brilla en su mejilla. Pero es inútil, ni el sol, ni el aire fresco, ni un paisaje con macetas en flor, le mueven de su desánimo. La lágrima cae por el patio de luces, seguida de un arlequín que se deshace en mil pedazos.
*Microrrelato viajero para Pablo Garcinuño
*Microrrelato viajero para Pablo Garcinuño
Es precioso Ángeles!!!
ResponderEliminarBesos desde el aire
Ángeles, que bonitas imágenes dibujan tus palabras. Esa lágrima cayendo por la ventana, es muy poética.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
Es un micro muy visual y poético.
ResponderEliminarSaludos
Te están sentando de fábula las vacaciones. Qué postales y qué micros!!!! Has tenido una idea genial con esto.
ResponderEliminarMuy buen cuento. Me ha gustado
ResponderEliminarAngeles, te vamos a tener que mandar de viaje más a menudo, le sientan fenomenal a tu musa ;)
ResponderEliminarPrecioso y poético. Besos
Un gran micro lleno de imaginación y poesía.
ResponderEliminarEs una delicia pasar por aquí.
Un abrazo.
Destila nostalgia y dolor acumulado, pero es bello hasta decir basta.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios,
ResponderEliminarAbrazos