En ese momento el estadio enmudeció, la pelota quedó suspendida en el aire, y un gesto de prematura victoria se congeló en cada rostro. Quedé perplejo, pues yo era el único allí que no estaba paralizado. Entonces me acordé de mi mujer, de las pocas ganas que tenía de venir a ver el partido, de su insistencia en que fuera solo y de que no me preocupara en volver temprano. Y cómo sujetaba el mando de la tele junto a su pecho.
*Microrrelato presentado al concurso CEO, del mes de agosto cuya frase de inicio era "En ese momento el estadio enmudeció".
Quería fútbol, pues toma fútbol...Jeje.Muy bueno.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Genial y vengativo micro, Ángeles. Me has hecho tatarear eso de: "por qué, por qué... los domingos por el fútbol me abandonas"
ResponderEliminarÁngeles, al final todo se descubre aunque sea de la forma más casual posible. En esta ocasión es extraordinaria. Muy buen relato y muy original a partir de una frase nada sencilla.
ResponderEliminarAbrazos.
¡Ay! ¡El mando a distancia en manos de una mujer vengativa!
ResponderEliminarGenial, Ángeles.
Un beso.
Lo quiere tanto que ha eternizado ese momento de victoria para él...jeje!!! Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarMe gusta ese mando con opción de paralizar la realidad... voy a ver si consigo uno para el Debate del Congreso :)
ResponderEliminarAbrazos
Ayyy, qué bueno sería a veces tener un mando de esos para parar un poco la realidad, y si se pudieran hacer un par de retoques, mejor que mejor, jaja.
ResponderEliminarAbrazos
A eso le llamo tener el mando!!!
ResponderEliminarCuando el micro apuntaba para otro lado, el giro final resulta exquisito
Un abrazo
Muy buena mini. Felicitaciones
ResponderEliminar¡Eh¿ Este mando ¿Está en venta? creo que sería un buen invento. genial
ResponderEliminarBesitos
Ya quitará la pausa cuando acabe con "sus cosas" ¿no?. No sé porqué pero a mi se me vino a la cabeza baseball, no fútbol.
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