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jueves, 3 de noviembre de 2011

Convivencia

Desconfiamos las unas de las otras aunque compartimos edificio. Una casa estilo inglés de madera blanca con decoración rústica. Hay a quien no le gusta, pero ese no es el motivo de nuestro recelo. En realidad, no nos entendemos, cada una habla su propio idioma y llegó en momentos muy diferentes de la vida de la patrona.

Tenemos los típicos problemas de comunidad porque el ruido es un idioma universal y somos de oído fino. Por ejemplo, a las horas en punto la del segundo clava sus bailarinas en el suelo girando con su cancán rosa palo mientras suena música clásica. Luego está la señora Pérez, la del tercero, que es una mujer de aspecto infantil, dueña de un enorme armario que chirría cada vez que se cambia de ropita, cosa que hace unas cuatro o cinco veces al día, pues tiene un modelo para cada ocasión. No como la del primero que es una mujer de habla rusa, bueno en realidad son cinco, aunque viven tan juntas que parecen una sola, y viste siempre la misma casaca de colores animados con la que llegó y mantiene una sonrisa adornada por dos círculos rojos, imborrables recuerdos de su patria helada. Es, o son, bastante sigilosas menos cuando deciden deshacer su unión y crujen maderas en todo el edificio.

Sin embargo, cuando la patrona regresa de su jornada, y nos reúne en el jardín para tomar el té, todas nos quedamos quietas y en silencio fingiendo que no tenemos alma, y así, a la sombra de un bonsái milenario va haciendo lo que quiere con nosotras. Con todas menos con la lisiada, a la que llena de atenciones. Es la del quinto, una dama de rubios y ridículos tirabuzones, ojos azules, tez de porcelana y cachetes sonrosados. El problema que tiene es la cadera, que se le astilla cuando camina, produciendo el sonido de una tiza en la pizarra; su fragilidad me da grima desde que perdió el brazo. Todavía no lo hemos encontrado.

14 comentarios:

  1. Sólo puedo explicarte cómo ha sido la experiencia de leerlo. Es como si me hubieses dad algo envuelto en un pañuelo doblado muchas veces, no ves lo que hay dentro hasta el final pero al tacto ya sabes que es algo delicado, como esa niña grande por la que compiten las matrioskas, la Nancy (tiene que ser una Nancy) y alguna más que seguro no conozco. Para dejar que se derrita en el entendimiento como un bombón en la boca. Delicioso.

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  2. Me ha parecido estar viendo a una niña jugando con su casa de muñecas...Pero con alma.
    Como dice Montse un delicioso bombóm.

    Besos desde el aire

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  3. Ángeles da gusto leer este relato de realismo mágico, en que nos muestra una convivencia repleta de peculiaridades, que si bien pueden ser de otro mundo, son de éste. Me ha encantado la descripción que haces piso por piso.
    Un abrazo y a seguir escribiendo.

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  4. Qué bonito, Ángeles. Tus descripciones son mágicas.

    Un abrazo

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  5. Me gustó mucho tu relato, descripciones muy sutiles con mucha profundidad. Como ya han comentado, pareces jugar en una casa de muñecas. Aunque el relato no tiene desperdicio, si tuviera que escoger me quedaría con el último párrafo, cuánto interesante en tan poco.
    Gracias. Abrazos.

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  6. Como ya es habitual en ti, las descripciones y la prosa perfecta de tus relatos nos envuelven en un mundo mágico que solo tú sabes recrear. Magnífico, Angeles, se echa en falta leerte más a menudo. Besos.

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  7. No quiero leer los comentarios para no viciar la impresión. El relato me gusta pero es como una adivinanza. ¿Son flores? ¿Son banquetas o sillas?. ¿Ruido, oído fino= Cd's? ¿Un carillón? ¿Son muñecas?. Pues eso, no pienso más. A ver que dicen los comentaristas: casa de muñecas. Bueno, Ángeles, pero con el tiempo ir tomándote el registro.

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  8. Desde pequeño he creído que los juguetes tienen alma. Cuando ví Toy Story la primera vez, ya como padre que no como hijo, pensé que al fin me daba cuenta de que no era el único.

    Tu micro me hace sonreír con la satisfacción de saber que somos muchos los que al menos lo hemos pensado una vez.

    Buen trabajo, Angeles.

    Un abrazo.

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  9. Me encanta, tengo la sensación de estar viendo esas muñecas tan distintas y cada una con su caracteristica especial que las hace reconocible.
    Este micro es una "gozada"

    Besitos

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  10. Cuidado con asomarse demasiado a la ventana, las caídas desde la pared son letales.
    Me gustó.

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  11. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  12. Cierto, está perdiendo la inspiración. Ya sólo escribe relatos magníficos, bellos... ferpectos. Yo que usted me lo hacía mirar. O dejaba de escribir, claro.

    Mientras, aquí mi sombrero.

    No deja usted de sorprenderme. Tanto por su genialidad, como por esas estupideces que a veces se le caen, ajajajajajajajajaj....

    En fin, un relato delicioso. Tiene algún fallo, claro. Por ejemplo... no es mío.

    Besos payasos.

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  13. Textos como éste recuerdan que el título de tu blog no es baladí. Me encanta perderme en tus mundos, que nos hagas volar la imaginación y jueges a romper todas las normas de la lógica. Me encanta.
    Un abrazo

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  14. Me ha impresionado un montón, como dice Montse, iba leyendo, imaginaba una comunidad de vecinas, hasta que al final he descubierto una casa de muñecas, con sus envidias, sus odios. La niña da miedo... y eso que no la vemos apenas.
    Estupendísimo
    Abrazos

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